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El cambio climático tiene consecuencias nefastas para la vida en el planeta, y afecta seriamente las posibilidades de desarrollo de la humanidad a futuro. Por esa razón, el abordaje para detenerlo o revertirlo debe ser integral. En este caso, la arquitectura, junto al diseño de casas y estructuras, tiene un rol fundamental en este proceso.
Una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero es la producción de energía. Por ende, la reducción del consumo energético es un mecanismo fundamental para disminuir el impacto ambiental de una vivienda.
Un menor consumo de energía puede lograrse tanto a través de un uso más eficiente de la electricidad como de una reducción del gasto en calefacción o acondicionamiento de los ambientes.
En este sentido, las estrategias fundamentales que se emplean en la actualidad, sea en casas ya construidas como proyectadas, son el refuerzo del aislamiento exterior de la vivienda en muros y ventanas, y el uso de electrodomésticos de alto rendimiento.
Si bien la remodelación de estructuras existentes es importante para lograr una arquitectura sostenible, las mejoras más significativas se logran para construcciones nuevas. La etapa de diseño y planificación permite integrar las medidas de ahorro energético de una manera sencilla y a un coste menor.
La modificación de los códigos constructivos de las ciudades puede tener un efecto dramático en la preservación del ambiente. Establecer criterios de eficiencia para nuevas edificaciones es el mecanismo adecuado para forzar la construcción de edificios sostenibles.